Hablaremos
en esta nota sobre la etapa de la vida de Cristo resucitado, los 40 días en los
que transmitió toda la sabiduría que no aparece en la Biblia y que trasciende
los tiempos hasta nuestros días, reflexionando sobre fundamentos que hoy
conocemos, pero que la misma ciencia, no puede explicar.
Orientaremos
la secuencia buscando llevar el tema hacia el fundamento de la existencia y a
partir de ella a la materia, la vida orgánica y la vida inteligente.
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El Génesis
y la Energía
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Milagros
de Cristo y la Física Cuántica
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Resurrección
de Cristo
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Los
Cuarenta días y las Enseñanzas más Profundas y Trascendentes
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La
Ascensión de Cristo
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Diez días
después
PARTE
1: El Génesis y la Energía
La EXISTENCIA se origina en la dimensión de la
ENERGÍA PURA, que luego va decantando hasta la ENERGÍA ETÉRICA que alcanza al
SER HUMANO y se integra a él, a través de la CONCIENCIA. Se concluye pues, que
la Imagen y Semejanza, es energética y no
de fisonomía o constitución biológica.
PARTE
2: Milagros de Cristo y la Física Cuántica
TODOS FUERON MILAGROS DE AMOR, a través de la
Energía y actuando a nivel cuántico sobre el sistema celular (incluidas las
neuronas).
PARTE
3: Resurrección de Cristo
No se
trata de que Jesús se haya levantado con su mismo cuerpo terrenal vuelto a la
vida. Pareciera que este se ha desmaterializado en el nacimiento del
Hombre Nuevo...
JESÚS REGRESÓ A SU ESENCIA: ENERGÍA PURA.
PARTE 4: Los Cuarenta días y las
Enseñanzas más Profundas y Trascendentes
¿Será la muerte una vuelta al hogar, un
regreso a El Todo del que proceden todas las cosas? ¿Estamos ante el principio
de un nuevo Paradigma, tan moderno como la vida misma o tan antiguo como la
Creación?
Parte 5: La
Ascensión de Cristo
Jesús luego de su resurrección, ya no fue el Jesús-Hombre, sino la
IMAGEN DE DIOS HIJO del Génesis, que se materializaba apareciendo a la vista,
para consolidar la fe de sus discípulos y darles las últimas líneas-guía antes
de partir definitivamente de la tierra y ascender al Padre.
Pero es a la conclusión de los evangelios que narran la vida de Jesús
hasta la Ascensión, que al insuflar Dios primero -a través del mismo Cristo
resucitado (Mateo 26.16-20)- y luego directamente el día de Pentecostés, el
“Espíritu Santo” a los discípulos, que les dio el poder de transmitir el
“espíritu” a toda la humanidad; y a partir de entonces es que resulta evidente
que todos: católicos, cristianos, los no cristianos o de cualquier credo o
inspiración (p.e. los Budistas), incluido los ateos que lo ignoran, llevamos el
espíritu de Dios desde nuestra concepción hasta nuestra muerte física, lo que
nos hace parte de “el TODO”.
Es así que Jesús, el Hijo del Hombre, vuelve al Padre, en IMAGEN DE
DIOS HIJO, dejando entre nosotros a DIOS ESPIRITU SANTO, con la mayor fuerza
inmediata en sus discípulos que con los ojos del espíritu y a la vez del
intelecto, vieron ascender la IMAGEN DE DIOS HIJO, cuyo cuerpo simplemente ya
no existía como humano (en vibración de la materia).
Parte 6: Diez días
después
La fiesta que se celebra al día siguiente después de las 7 semanas o de
la Siega, es "Pentecostés" que significa 50. Esta fiesta conmemora el
día que Dios bajó al monte Sinaí para establecer el pacto con su pueblo, dándole
las leyes a Moisés (Éxodo 19).
También en un día como ese, se encontraban reunidos en oración
alrededor de 120 creyentes en el aposento alto y de repente vino del cielo un
estruendo como un viento recio y el ruido llenó toda la casa y se les
aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de
ellos (Hechos 2:1-6).
Dios establece un nuevo pacto con su pueblo a través de su Hijo
Jesucristo y mediante el poder del Espíritu Santo; es así que 50 días después
de muerto y 10 días después de su Ascensión, al insuflar Dios el “Espíritu Santo” a los
discípulos -antes a través del mismo Cristo resucitado (Mateo 26.16-20)- y
entonces directamente el día de Pentecostés, les dio el poder de transmitir el
“espíritu” a toda la humanidad; y a partir de entonces es que resulta evidente
que todos: católicos, cristianos, los no cristianos o de cualquier credo o
inspiración (p.e. los Budistas), incluido los ateos (en forma de energía vital),
llevamos la energía del espíritu de Dios desde nuestra concepción hasta nuestra
muerte física, lo que nos hace parte de “el TODO”.